miércoles, 10 de junio de 2009

El Universo Abierto de Karl Popper: Una visión del Positivismo Jurídico

Por: María Julia del Carmen Benites Goicochea
“La sola y única condición que creo necesaria para asegurar que la filosofía supere en un futuro cercano todo lo logrado hasta ahora por los filósofos es la creación de una escuela de hombres con formación científica e intereses filosóficos, desvinculada de las tradiciones pasadas y no extraviada por los métodos literarios de aquellos que imitan a los antiguos en todo, excepto en sus méritos.”

Bertrand Russell


ÍNDICE.
INTRODUCCIÓN
1. ANTECEDENTES DEL POSITIVISMO
2. EVOLUCION HISTORICA
Antes del Circulo de Viena
3. EL POSITIVISMO LOGICO Y EL CIRCULO DE VIENA
Comienzos del Circulo de Viena
Sus Raíces y Fuentes de Inspiración
4. SU PROYECTO
5. CARACTERISTICAS
Las Cuatro Tesis Tesis
6. LA REFUTACION DE KARL POPPER AL CIRCULO DE VIENA
7. CONTRA EL INDUCTISMO PROBABILISTICO
8. CONTRA LA DEMARCACION LA VERIFICABILIDAD
9. COLOFON
10. BIBLIOGRAFÍA

I. ANTECEDENTES DEL POSITIVISMO

En la época medieval se dio una decadencia del feudalismo y con la migración de los siervos de los campos a las ciudades se fundan en el siglo XIII las primeras Universidades: Bolonia (1119), Salerno, Montpellier, Toulouse, Padua, Salamanca, París y Oxford. Se formaban teólogos, médicos y juristas: Las primeras profesiones liberales.

En el siglo XVIII se produce la primera decadencia de las Universidades. Es entonces que el conocimiento es liderado más bien fuera de las universidades surgiendo: Copérnico, Descartes, Leibniz, Bacón, Pascal, Hume, Rousseau, Voltaire, D’Alambert quienes no pertenecen a la cultura universitaria; se fundan así el Colegio de Francia, la Real Sociedad de Londres y la Academia de Ciencias de Berlín.

Es así que la Universidad decide reformular los estudios universitarios, para terminar con esta pugna. Asumiendo tres posiciones diferentes que según el contexto podemos denominar: la continental, la británica y la alemana.

La Continental: retomó a la educación escolástica,
La corriente británica: eligió una educación menos rígida y más mágica, sus estudios generales primarios eran seguidos por los estudios de las artes de esa época, con prescindencia del conocimiento científico.
Por último estaba la corriente Alemana: En esta corriente se optó por privilegiar el conocimiento científico de tal forma que los estudios universitarios eran íntegramente sobre investigación científica.

Por ello no es extraño pues que la teoría positivista calara más hondo en Alemania, siendo esta de paternidad francesa, iniciada por Auguste Comte[1]
Afirmaba que el estudio empírico de los procesos históricos revela la que denominó “ley de los tres estadios”[2], que rige el desarrollo de la humanidad.
La filosofía positivista de Auguste Comte[3] Abandonó la especulación de lo sobrenatural en favor de la investigación científica. Según él, el conocimiento de todos los temas, desde la astronomía a la sociología, debería venir de la correlación de la evidencia empírica. El estudio sistemático de Comte de la estática y dinámica de la sociedad sentó las bases de la sociología moderna, que al principio llamó física social.
La obra de Comte es considerada como la expresión clásica de la actitud positivista, es decir, la actitud de quien afirma que tan sólo las ciencias empíricas se erigen en la adecuada fuente de conocimiento.
Este es el contexto en el que las ideas del Círculo de Viena y la filosofía analítica se germinan.

II. EVOLUCION HISTORICA (DEL POSITIVISMO AL CÍRCULO DE VIENA-NEOPOSITISMO)

ANTES DEL CÍRCULO DE VIENA.

Preliminares históricos
Vamos ha señalar de forma sucinta algunas de las principales corrientes filosóficas del siglo XIX que precedieron a la formación del Círculo de Viena también llamado “positivismo lógico”[4]
El siglo XIX, precisamente, fue el gran escenario del debate entre el discurso ambiguo y el discurso exacto, entre el dogma y la crítica, entre lo "metafísico" y lo "físico" y, en fin, entre la especulación y la ciencia. Por una parte, en este siglo se aceleraron los descubrimientos generadores de tecnología; pero, por otra parte, el dogma, el escepticismo y el pensamiento ambiguo recibieron un fuerte impulso de parte del romanticismo.[5]

Surgieron dos grandes interpretaciones del conocimiento científico: una, que sitúa la validez del conocimiento en los mecanismos de la razón (racionalismo)[6]
Y otra, que sitúa esa validez en los datos de los sentidos y de la experiencia) (empirismo[7]
Desde el siglo XVII hasta finales del siglo XIX la epistemología enfrentó a los partidarios de la razón y a los que consideraban que la percepción era el único medio para adquirir el conocimiento

La interpretación empirista, privilegia el método inductivo. El empirismo fue desarrollado principalmente por los filósofos ingleses Locke, Berkeley, Hume [8]
El pensamiento filosófico de Hume estuvo profundamente influido por las teorías de John Locke y George Berkeley. Al igual que este último, diferenciaba entre la razón y los sentidos. Pero Hume fue más allá e intentó probar que la razón y los juicios racionales son tan sólo asociaciones habituales con diferentes sensaciones o experiencias.

“De ahí que el empirismo inductivo, bajo ciertos cánones identificados con la palabra positivismo, se convirtiera en la primera y más influyente interpretación del conocimiento científico en el siglo XX, reaccionando contra el pensamiento anárquico o especulativo y propugnando el conocimiento riguroso, sometido a reglas de validación fundadas en la experiencia contratable”[9]


III. EL POSITIVISMO LOGICO Y EL CÍRCULO DE VIENA (ideas preliminares y fundamentos)

Comienzos del Círculo de Viena

La Universidad de Viena fue reuniendo a principios de siglo -tras la primera Guerra Mundial- un grupo de jóvenes profesores preocupados por las cuestiones de la ciencia y su alcance cognoscitivo.

Sus principales pensadores

“El Círculo de Viena se originó a comienzos de los años veinte como un grupo de discusión informal en la Universidad de Viena, presidido por Moritz Schlick. Entre los miembros más prominentes se contaban Rudolf Carnap, Otto Neurath, Friedrich Waismann, Philipp Frank, Hans Hahn, Herbert Feigl, Victor Kraft, Felix Kaufmann y Kurt Godel.
Muchos componentes del círculo original no eran filósofos, sino matemáticos, físicos y científicos sociales, que compartían un interés común por la filosofía de la ciencia y un disgusto común por la metafísica[10] académica que entonces prevalecía en Alemania y en Europa Central”

Estos pensadores seguían la tradición positivista de D. Hume y se “puso el epíteto de “lógico”, porque ellos pretendían añadir los descubrimientos de la lógica moderna; en particular creían que simbolismo lógico que ha sido desarrollado por Frege, Peano y Russell les sería útil

Sus raíces y fuentes de inspiración
Las raíces del Empirismo Lógico.
El Empirismo Lógico del Círculo de Viena hunde sus raíces en dos elementos fundamentales: la concepción de la verdad de Aristóteles[11] y el positivismo o empirismo clásico de D. Hume y A. Comte)[12]

Las fuentes de inspiración.
En primer lugar, el "empirio-criticismo"[13] del físico austríaco Ernst Mach[14] Que tenia fuertes implicaciones neopositivistas.

En segundo lugar, las posiciones de Viena se apoyaron en el "análisis lógico del conocimiento" de Wittgenstein así como en sus tesis sobre la naturaleza "analítica" de la Lógica y la Matemática y en sus críticas a la filosofía especulativa.
En tercer lugar, y como influencia de tipo histórico, la revolución de la Física Cuántica fue interpretada como demostración del carácter analítico de la ciencia y de la fuerza del pensamiento riguroso orientado hacia los hechos observables y hacia los mecanismos de comprobación.

En cuarto lugar, como antecedente de carácter instrumental, las herramientas de la lógica matemática, consolidada unos veinte años antes en los "Principia Mathematica" de Russell y Whitehead y profundizada por los lógicos polacos y los trabajos de Hilbert,
Todo esto ofreció al Círculo de Viena un importante aparato para traducir datos de conocimiento empírico a un lenguaje preciso, riguroso e inequívoco que concibieron como modelo del lenguaje científico

En resumen:
Dos antecedentes de carácter filosófico:
· Neopositivismo de E. Mach: En esta postura se negaba todo tipo de elementos a priori en las ciencias empíricas.
· El Tractatus de Wittgenstein: En su obra, Wittgenstein, discípulo de Russell, vinculaba la tradición empirista con la nueva lógica-matemática Antecedentes de carácter histórico e instrumental:
· Carácter histórico: La revolución de la física a comienzos del siglo XX. Las contribuciones de Einstein para la compresión de la estructura del espacio-tiempo y de la gravitación, y la de la Mecánica Cuántica para la comprensión de la estructura atómica y nuclear.
· Carácter instrumental: La lógica-matemática: La creación de la lógica-matemática por B. Russell y A. Whitehead en 1905. También las investigaciones de G. Frege y el mismo Russell sobre la naturaleza de la representación lingüística. Estos aportes propiciaron la construcción de un lenguaje lógico, principalmente por R. Carnap, elaborado a partir de ciertas proposiciones que permitirían “el análisis de los conceptos científicos y la clarificación de los problemas filosóficos” (Carnap,1992).


IV. SU PROYECTO

El proyecto del Círculo de Viena estribaba “en conformar una filosofía científica. Las matemáticas y la lógica, así como la física, son los grandes modelos a los que deben toda forma de discurso científico. El programa positivista de Comte en el Siglo XIX debía ser culminado, convirtiendo la biología, la psicología y la sociología en ciencias positivas. La unificación de la ciencia debe llevarse a cabo reduciendo todas las proposiciones observacionales a lenguaje fisicalista, con lo cual se mostraría que existe un núcleo común a todas las ciencias positivas”[15] Y su proyecto institucional era la elaboración de la Enciclopedia para la Ciencia Unificada (Ibíd.).

V. CARACTERÍSTICAS DEL CÍRCULO DE VIENA:
Características generales

a) Un empirismo total: basadas en la inducción
b) Un empleo de la lógica-simbólica. Usada como un instrumento para deslindar entre distintos lenguajes
c) Un rechazo a la metafísica y a la teología.
d) Una restricción del dominio de la filosofía. El espacio de acción de la filosofía fue casi literalmente reducida a la tarea de eliminar sus propios problemas.
e) Un fisicalismo: Todos los enunciados empíricos pueden ser expresados en el lenguaje de la física.[16]


· Característica epistemológica esencial: El Principio de Verificación

Los elementos anteriores permitían configurar el Principio de Verificación, que es la característica esencial del positivismo lógico.

De hecho, el objetivo fundamental de la metodología era “formular y legitimar una regla de aceptación de los enunciados conforme a la convicción fundamental según la cual una proposición científica debe ser aceptada sólo cuando es verdadera”[17] Para concretar esta norma es necesario un método, un criterio de significatividad, que permita establecer si determinada proposición es o no verdadera. En otras palabras, “de acuerdo con el neopositivismo el método de la ciencia debe ofrecernos una estrategia infalible para el hallazgo de la verdad”[18].

En resumen, el positivismo lógico utiliza como criterio de significatividad de las ciencias fácticas el principio de verificación que sirve como criterio de demarcación del discurso científico del no científico” (Damián).

La teoría de la verificación o del significado, que es la característica definidora de la epistemología neopositivista, ofrece los medios para distinguir los enunciados con y sin significado; se entiende por verificación el procedimiento adoptado mediante el cual se comprueba la verdad o falsedad de algún enunciado” (Damiani).

Los Principios del Positivismo

Los principios originales del positivismo lógico, y que luego se debilitarían con el transcurso del tiempo, son los siguientes:

1. El principio del Empirismo; según el cual todo conocimiento (no analítico) depende de la experiencia, y
2. El principio del significado cognoscitivo; de acuerdo con el cual la significación cognitiva de un enunciado es tal, solo si es (a) analítico o autocontradictorio (como en el caso de las ciencias formales como la lógica y las matemáticas) o (b) puede ser verificado experimentalmente.

Las cuatro tesis básicas del Círculo de Viena
El criterio de demarcación (principio de verificación),
El lenguaje lógico
La unificación de la ciencia
Y la inducción probabilista.
Las tres primeras constituyen las tesis básicas producidas por el Círculo de Viena; La última tesis es un producto indirecto del Círculo de Viena y se debe a Carnap y forma parte de lo que se ha llamado la segunda fase del positivismo lógico.

Su objetivo
El positivismo lógico estableció como meta alcanzar los siguientes objetivos fundamentales:
1) Dar a la ciencia una base positiva y
2) Adoptar el análisis lógico del lenguaje, de los conceptos de la ciencia empírica (y mediante estos recursos demostrar la inutilidad de la metafísica).

Etapas del Positivismo Lógico
Primera fase: El Círculo de Viena (1929-1936).
Segunda fase: La Concepción Heredada (1936-).

VI. LAS TESIS DEL CÍRCULO DE VIENA
El criterio de demarcación:

· Lo que esencialmente distingue al conocimiento científico frente a otros tipos de conocimiento es su verificabilidad con respecto a los hechos constatables.
· Un enunciado científico aceptable será sólo aquél que resulte verdadero al ser comparado con los hechos objetivos.

El lenguaje lógico:
· Los enunciados serán científicos sólo si pueden ser expresados a través de símbolos y si pueden ser relacionados entre sí mediante operaciones sintácticas de un lenguaje formalizado (independiente de su contenido significativo)
· La unificación de la ciencia:

· Todo conocimiento científico, cualquiera sea el sector de la experiencia sobre el cual se proyecte, estará identificado (construido, expresado, verificado...) mediante un mismo y único patrón.
Ya que la realidad constituye globalmente una sola estructura compacta y coherente (ordenada),

La inducción probabilística:

· La producción de conocimiento científico comienza por los hechos evidentes susceptibles de observación, clasificación, medición y ordenamiento. Sigue con la detección de regularidades y relaciones constantes y termina con las generalizaciones universales formuladas mediante leyes y teorías.
· De acuerdo al concepto de probabilidad, es posible inferir leyes generales a partir de un subconjunto o muestra representativa de la totalidad de los casos estudiados. Esto implica que el conocimiento científico debe tomar en cuenta ciertos índices de error y ciertos márgenes de confiabilidad previamente establecidos.


VII. REFUTACIÓN DE KARL POPPER A LAS IDEAS DEL CÍRCULO DE VIENA: CRITERIO DE DEMARCACIÓN E INDUCCIÓN PROBABILÍSTICA.

Karl Popper: vida y pensamiento.
Es imposible continuar el presente trabajo monográfico, el cual, en esta parte le corresponde esbozar las refutaciones de Karl Popper a las tesis de los positivas lógicos, sin hacer mención a su vida, como sabemos “cada autor es prisionero de su tiempo” por tanto el discurrir de la vida de Popper determinó su pensamiento, como veremos a continuación refutó las ideas que en un principio las creía como buenas y plausibles de seguir v. gr. su paso por las ideas comunistas.
Karl Popper, es reconocido por su teoría del método científico y por su crítica al determinismo histórico. Un primer dato importante es que su infancia transcurre durante la Primera Guerra Mundial, y que en la Universidad demuestra un intenso interés por las matemáticas y la física. Asimismo, llega a simpatizar con el socialismo y, durante dos o tres meses, se adhiere al comunismo.

Posteriormente, sabemos que se doctoró en filosofía por la Universidad de Viena en 1928 (época en que el Positivismo Jurídico estaba en pleno auge), y aunque no fue miembro de la llamada escuela de filosofía de Viena, Popper está le sirvió de “inspiración” para elaborar sus tesis científicas
El aporte más importante de Popper a la filosofía de la ciencia fue su caracterización del método científico, pues criticó la idea prevalente de que la ciencia es en esencia inductiva. Propuso un criterio de comprobación que él denominó falsabilidad, para determinar la validez científica, y subrayó el carácter hipotético-deductivo de la ciencia.
Las teorías científicas son hipótesis a partir de las cuales se pueden deducir enunciados comprobables mediante la observación; si las observaciones experimentales adecuadas revelan como falsos esos enunciados, la hipótesis es refutada. Si una hipótesis supera el esfuerzo de demostrar su falsedad, puede ser aceptada al menos con carácter provisional. Ninguna teoría científica, ergo, puede establecer en forma concluyente.

Karl Popper se no reconoce el carácter de predictibilidad de las ciencias, pues “es imposible saber, lo que se conocerá mañana”, asimismo, “el futuro no puede ser igual al pasado, siempre”; ello lo apreciamos en su obra La sociedad abierta y sus enemigos[19], Popper defendió la democracia y mostró reparos a las implicaciones autoritarias de las teorías políticas de Platón y Karl Marx. Criticó la idea de que las leyes descubridoras del desarrollo de la historia hacen inevitable su curso futuro y por tanto predecible.

Popper se convirtió en “falabilista” por su convicción del carácter acientífico del llamado “socialismo científico”, esto es, se convirtió en alguien que mantiene que no es posible conocer la verdad sino sólo detectar el error, une pronto otra convicción: la de que algunas teorías que se presentan como científicas, como la psicología individual, de Adler, y el psicoanálisis, de Freud, carecen de las características de la ciencia.
Luego, presenta en la Universidad de Viena su Tesis de Doctorado titulada “Sobre el problema del método en la psicología del pensar”, que señala el punto final de su interés por la sicología. Toma contacto con miembros del Círculo de Viena, sobre todo con Victor Kraft y Herbert Feigl, con quienes discuten sobre filosofía de la ciencia, y quienes le inducen a publicar sus ideas en forma de libro. Este libro, que debía titularse “Los dos problemas fundamentales de teoría del conocimiento” pero que no se publica hasta 1979, se convierte, tras muchas conversaciones y discusiones con otros filósofos neopositivistas, en el núcleo de “La lógica de la investigación científica” (versión alemana, 1934; versión inglesa, 1959), en la que inicia con la siguientes palabras: “Creo, sin embargo, que, al menos, existe un problema filosófico por el que se interesan todos los que reflexionan: es el de la cosmología, el problema de entender el mundo - incluidos nosotros y nuestro conocimiento como parte de él.”[20] Esta fue considerada como una obra de crítica al Círculo de Viena, pero que en realidad es una obra que propone una nueva teoría sobre lo que hay que entender por “conocimiento científico”: un conocimiento no verdadero ni probablemente verdadero, sino simplemente hipotético.
Posteriormente, como profesor en el Canterbury University College, en Christchurch, aplica las ideas metodológicas de “La lógica de la investigación científica” a las ciencias sociales, con el objetivo de hacer una crítica el marxismo, y el resultado es la publicación -no sin muchas dificultades- de “Miseria del historicismo”[21] (1945) esbozando la siguiente frase: “El historicismo cree descubrir leyes históricas inexorables. Pero como el curso de la historia humana está fuertemente influido por el crecimiento de los conocimientos y no podemos predecir por métodos racionales o científicos el crecimiento futuro de nuestros conocimientos, la creencia en un destino histórico es pura superstición, ya que no puede haber predicción del curso de la historia humana”; y de otro lado “La sociedad abierta y sus enemigos” (1945). El título inicial de esta última obra era “Falsos profetas: Platón-Hegel-Marx”, y el objetivo de ambos libros era exponer cómo el historicismo había llevado al marxismo y al fascismo.
Popper explicó a fundamentación de la refutabilidad como criterio lleva al desarrollo de una nueva concepción de ciencia y de teoría científica. Las ciencias son sistemas de teorías científicas, y éstas deben concebirse como aproximaciones a la realidad, como “redes”, dice metafóricamente, que lanzamos para comprender el mundo, “para racionalizarlo, explicarlo y dominarlo”, y la manera de lograr que la malla de estas redes sea cada vez más fina es procurando eliminar todas aquellas teorías e hipótesis que no dicen nada acerca del mundo, porque son falsas. Puesto que las teorías e hipótesis son enunciados universales, eliminaremos de la ciencia las hipótesis falsas sometiendo sus enunciados universales a refutación. La asimetría lógica existente entre verificación y refutación, o confirmación y desconfirmación, cuando se habla de enunciados universales, justifica que Popper afirme que la confirmación de hipótesis es irrelevante para establecer la verdad de una teoría, dado que un enunciado universal no es lógicamente verificable, mientras que la refutación cobra toda la importancia, ya que basta un solo caso de refutación para rechazar como falso un enunciado universal. Miles de pruebas que confirman que “los cisnes son blancos” no hacen verdadero a este enunciado; en cambio, basta un solo caso de cisne negro para rechazarlo como falso. Del mismo modo, en la metodología científica no interesa esforzarse por la confirmación de las teorías y de las hipótesis científicas: la teoría que afirma que las órbitas de los planetas de todo el universo son elípticas no se demuestra de una forma concluyente aduciendo ejemplos de órbitas planetarias elípticas, mientras que un solo caso de órbita circular refutaría la hipótesis.
Vista esta asimetría, o disparidad de características respecto de la misma cuestión, no hay razón lógica para que, en metodología científica, se esfuerce el científico en confirmar y salvar las propias teorías; no puede demostrarse que una teoría científica sea verdadera, pero es posible rechazarla como falsa. Lo que importa, por tanto, es eliminar todas las teorías falsas sometiéndolas a intentos de refutación. Esto supone un cambio de perspectiva en la teoría de la ciencia mantenida hasta entonces. La concepción heredada de la ciencia, impulsada sobre todo por los patrocinadores del Círculo de Viena y el neopositivismo en general, sostenía una concepción de la ciencia basada en el inductivismo. La inducción importaba tanto en el contexto de descubrimiento de las hipótesis como en el contexto de justificación de las mismas. La ciencia -se suponía- es inductiva, y las hipótesis proceden normalmente por generalización de los casos particulares observados. Además, una hipótesis se justifica, esto es, se razona que es verdadera, sometiéndola a la contrastación, cuyo resultado puede ser la confirmación o la refutación. Si la hipótesis resulta confirmada por la prueba experimental, se la admite como verdadera o, por lo menos, como probable; este momento de justificación es también inductivo, dado que se apoya sobre un razonamiento inductivo, como es el esquema lógico de la confirmación de hipótesis. A esta teoría inductiva de la ciencia, opone Popper su deductivismo. Por un lado, no es posible fundar la ciencia en un proceso de inducción por generalización porque, tal como demostró Hume, no está lógicamente justificado pasar de enunciados particulares a enunciados universales, y, además, la ciencia no parte de la observación de casos concretos, sino de los problemas que suscitan teorías para resolverlos y cualquier observación supone ya una teoría previa, que es lo que nos incita a observar. Cómo se originan las hipótesis es sólo una cuestión subjetiva o psicológica. Lo importante es cómo se justifican y, dada la imposibilidad de la verificación de las hipótesis, su confirmación es irrelevante y sólo resulta relevante su posible refutación. No es posible verificar teorías, y el proceso científico debe concebirse como una elaboración de hipótesis, a modo de conjeturas, de las que se extraen predicciones que se contrastan con hechos que puedan refutarlas, con el ánimo de eliminar las que resulten falsas. Éste método, llamado de conjeturas y refutaciones, es el método propio de las ciencias empíricas y Popper considera que es, al mismo tiempo, la solución al problema de la inducción -que llama “el problema de Hume”-, que considera innecesaria como fundamento de la ciencia, por el hecho de que simplemente no hay inducción. Como entendía Kant, el hombre impone sus hipótesis -sus propios puntos de vista- a la naturaleza, y las hipótesis provienen de la mente humana, no de la naturaleza; la naturaleza, si acaso, las refuta. Según Popper, todas las ciencias, tanto las naturales como las sociales, parten siempre de problemas, y las ciencias, igual como hace nuestro entendimiento en otros casos, salen al paso de los problemas presentando tentativas de solución, que no son sino un caso concreto del método general de ensayo y error. Proponemos intentos de solución y los ponemos a prueba y eliminamos aquellas soluciones que no lo son. El esquema general de este procedimiento es:
P1 - TT - EE - P2
Donde P1 es el problema inicial, TT la solución tentativa, o la hipótesis o teoría, EE la eliminación de errores, mediante la discusión crítica o la contrastación empírica de la hipótesis, y P2 la nueva situación problemática en que nos hallamos tras el intento de solucionar un primer problema. Es éste un esquema que puede aplicarse no sólo al método científico, sino a la evolución de los organismos particulares y a la misma evolución de las especies. Así como toda adaptación es un intento de solución de problemas, así también todo aumento de conocimiento mediante la ciencia es un intento de salir de una situación problemática. La diferencia que existe entre la evolución biológica y la científica es que ésta se lleva a cabo de un modo consciente y que el hombre está interesado en eliminar los errores; y en esto consiste precisamente la racionalidad humana: en recurrir voluntariamente a la crítica de las propias teorías y opiniones. Este recurso a la crítica se lleva a cabo por medios lingüísticos, esto es, con argumentos y contrastaciones. En ellos nos expresamos mediante enunciados que todo el mundo puede aceptar o rechazar; son los enunciados que se someten a crítica o a contrastación y que, por lo mismo, constituyen un saber objetivo, “tan objetivo como una catedral” construida con constantes aportaciones a lo largo de los años: la ciencia no la constituyen pensamientos o ideas subjetivos (en los que importaría la certeza o la verdad), sino enunciados, argumentos, contrastaciones y eliminación de errores. Y por el hecho de que todo esto puede objetivarse en enunciados, que pueden ser criticados y contrastados, decimos que la ciencia es un conocimiento objetivo, que no busca la certeza del sujeto, sino el mayor acercamiento posible a la verdad. La teoría del conocimiento objetivo le permite a Popper distinguir tres niveles de realidad y tres clases de mundo: el mundo uno, o mundo de las cosas físicas; mundo dos, o mundo de los estados mentales y de las certezas subjetivas, y mundo tres, o mundo del conocimiento objetivo, formado por los “contenidos objetivos del pensamiento”, sobre todo de la ciencia y de las artes. Así, sostiene Popper, la ciencia es una institución social: un conjunto estructurado de acciones humanas y resultado de la actividad social del hombre. Lo propio del método científico no es sólo comparar enunciados con sus posibles refutaciones de los hechos, sino también comparar unas teorías con otras. Ambas cosas suponen concebir las teorías científicas como una aproximación a la verdad. Popper distingue, como conceptos fundamentales, la idea de verdad, la idea de contenido lógico y empírico de una teoría y la idea de contenido de verdad de una teoría, o aproximación a la verdad, y les da la categoría de ideas reguladoras, o pautas directivas en la práctica científica. El conocimiento científico tiende a la verdad, aunque, “la verdad no sea el único objetivo de la ciencia”, puesto que la ciencia busca propiamente la “verdad interesante”, esto es, aquella que resulta ser explicación y respuesta a nuestros problemas. El simple hecho de eliminar los errores o las hipótesis que se consideran refutadas es una forma de acercamiento a la verdad. El contenido de una teoría es la clase de las proposiciones que pueden deducirse de ella (contenido lógico) y la clase de enunciados empíricos (contenido empírico) que la teoría prohíbe. Cada enunciado que puede contradecir a una teoría es un falsador potencial de la misma y el número de posibles falsadores de una teoría o de una hipótesis está en relación directa con la cantidad de afirmaciones, o capacidad explicativa, de una hipótesis: cuanto más afirma una hipótesis (capacidad explicativa), mayor es el número de posibles falsadores; cuanto mayor es su contenido empírico (mayor número de posibles falsadores), mayor es también su refutabilidad. Por consiguiente, cuanto más refutable es una hipótesis, mayores son su contenido lógico y su contenido empírico y mayor su aproximación a la verdad. (En ningún caso puede decirse que sea verdadera, pues basta con que uno de los posibles falsadores corresponda en realidad a un hecho, para que la teoría quede empíricamente falsada; ver corroboración, verosimilitud).Que las teorías científicas pueden estar más o menos cerca de la verdad, significa también que describen la realidad y que hablan del mundo, porque la contrastabilidad de las hipótesis significa que determinados hechos del mundo no pueden ocurrir (ver cita); la ciencia busca describir y explicar la realidad (ver cita). De este modo la ciencia se concibe como un conjunto de teorías que se aceptan provisionalmente, mientras no resultan refutadas por intentos constantes y rigurosos de lograr que lo sean. La ciencia es saber provisional, conjetura: “no sabemos, sólo suponemos”, y su quehacer consiste propiamente en “criticar teorías”. Todo conocimiento es hipotético, conjetural, y la verdadera teoría del conocimiento consiste en el examen crítico de las teorías; por ello, “la verdad no es el único objetivo de la ciencia”, sino la “verdad interesante”, aquella que viene a ser explicación y respuesta a nuestros problemas. En La miseria del historicismo y La sociedad abierta y sus enemigos, Popper desarrolla su filosofía social y sobre todo su filosofía de la historia, y aplica al terreno práctico las ideas fundamentales de su filosofía de la ciencia. Mantiene que en realidad sólo hay un tipo de ciencia, aquélla que recurre a hipótesis falsables, y si acaso, existen distintas clases de problemas, para cuya resolución inventamos hipótesis históricas, económicas o psicológicas, según el caso. Ahora bien, los principios metodológicos de la ciencia natural no son directamente aplicables a las ciencias humanas: en éstas no hay leyes tan rigurosamente definidas ni sus hipótesis son tan claramente refutables. El método crítico de Popper, consistente en falsar teorías a través de su contacto con los hechos, se convierte en las ciencias sociales en la actitud crítica que nos lleva a analizar situaciones históricas o sociales concretas problemáticas, nuestros intentos de solución y las consecuencias inesperadas de estas tentativas. Pero si en las ciencias de la naturaleza el método crítico persigue la eliminación de las hipótesis falsas, en las ciencias sociales la actitud crítica busca la eliminación de los males y errores sociales. Popper rechaza, junto con el historicismo -doctrina que sostiene que el objetivo de las ciencias sociales es establecer leyes generales que rijan la historia con igual carácter determinista que las leyes de la naturaleza, y que critica específicamente en la primera de las obras ahora mencionadas-, aquellas interpretaciones de la historia que la transforman en una totalidad, cuya alma son los grandes hombres, las naciones o los períodos históricos; no existe ninguna totalidad de este tipo y no hay más curso de la historia que el que determinan las acciones libres de los hombres que interactúan entre sí y que libremente deciden la orientación, el sentido y la finalidad que quieren dar a sus acciones. El futuro no está determinado por ninguna ley de tipo histórico; es libre y está abierto a la libre aplicación de nuestros conocimientos sobre el mundo. “Ni la naturaleza ni la historia nos pueden decir lo que tenemos que hacer”.En La sociedad abierta y sus enemigos, y continuando con la misma temática, se centra en la crítica a Platón, Hegel y Marx -enemigos de la sociedad abierta, en cuanto filósofos que han alimentado con sus ideas y principios al historicismo- y analiza las características de esta sociedad, que no es más que la democrática. La “sociedad abierta”, la sociedad democrática, es aquella en la que los individuos pueden ejercer libremente sus facultades críticas y la única compatible con su idea de actitud crítica y racionalismo crítico. Sólo hay dos sistemas de gobierno: la democracia y la dictadura, es decir, aquella forma en la que es posible derrocar al gobierno sin derramamiento de sangre por medio de una votación, y aquella en la que esto es imposible. Popper sustituye la antigua problemática platónica, expuesta en la República, sobre ¿quién debe gobernar? por la pregunta ¿existen formas de gobierno rechazables? ¿Existen formas de gobierno que pueden impedir la sustitución de un gobierno incompetente o malo? Y hace suyas las palabras que Tucídides pone en boca de Pericles: “Sólo unos pocos estamos capacitados para gobernar, pero todos somos capaces de juzgar una política”. Nuestro juicio de la política en la sociedad abierta ha de comprender no sólo el esfuerzo por mantener la capacidad y la libertad de poder destituir al gobernante sin derramamiento de sangre, sino también la lucha por el dominio de la razón, la justicia, el derecho, la libertad y la abolición de la guerra. El político, por su parte, debe limitarse a luchar contra los males concretos de la sociedad, en lugar de intentar imponer o combatir valores superiores, como la felicidad. Libertad frente a la historia, frente al Estado, y optimismo ante el avance de la civilización en el presente y en el futuro constituyen las características generales fundamentales de la filosofía social y política de Popper.


Contra el Inductivismo Probabilística.
Popper arremete contra uno de los métodos de alcanzar el conocimiento con el cual contaba la ciencia, este es la inducción, y en palabras de Popper "la inducción no existe y la concepción contraria es un craso error". La inducción se refiere a dos modos: 1) La inducción repetitiva o por enumeración; y 2) La inducción por eliminación. El primer modo es un tipo de inducción que consiste en observaciones repetidas a menudo, observaciones que servirían para fundamentar una generalización efectuada por la teoría, pero esta inferencia cae en un problema metodológico, la carencia de validez de este genero de razonamiento resulta evidente: La observación de determinados fenómenos n no permite establecer que esos fenómenos n ocurran o se presenten siempre, dando un ejemplo más fáctico, el que se enuncie "Todos los congresistas de Colombia son honestos" a partir de casos verificados y comprobados de congresistas honestos, por mucho que se intente, no se podrá saber con validez que no halla algún congresista que no sea colombiano o que no sea honesto (por el contrario que sea corrupto). En consecuencia, recalca Popper "la inducción por enumeración se halla fuera de discusión, no puede fundamentar nada". Por otra parte, la inducción eliminatoria se basa en un método de eliminación o refutación de teorías falsas. Eliminando todas las teorías falsas prevalecería la teoría verdadera, pero a esa teoría se le enfrentan teorías rivales infinitas, el hecho es, de que para cada problema siempre hay una infinidad de soluciones lógicamente posibles y en efecto esto vuelve ineficaz todos los métodos basados en la simple rutina. Para Popper en la ciencia se debe utilizar la imaginación y las ideas audaces, aunque aquélla y estas siempre deben estar moderadas por la crítica y por los controles más rigurosos.

En consecuencia, la inducción no existe, por lo tanto no puede fundamentar nada, y se deben utilizar métodos basados en la simple rutina. Es erróneo pensar que la ciencia empírica proceda de afirmaciones concluidas de métodos inductivos.


Contra el Criterio de Demarcación del Círculo de Viena: Principio de Verificabilidad.

Karl Popper refuta el criterio de demarcación del Círculo de Viena, como bien nos lo recuerda Ludovico Geymonant con la siguiente afirmación: “Como criterio de demarcación no se debe adoptar la verificabilidad, sino la falsabilidad de un sistema. En otras palabras: de un sistema científico no exigiré que sea capaz de ser seleccionado, en sentido positivo, de una vez para siempre; pero exigiré que su forma lógica sea tal que pueda ser puesta en evidencia, por medio de controles empíricos, en sentido negativo: un sistema empírico debe poder ser refutado por la experiencia”. (Lógica della scorpeta scientifica, cit. Pág.22).[22]
La investigación toma como punto de partida, los problemas. Para resolverlos, hay que crear hipótesis que sirvan como intentos de solución. Una vez formuladas, ha y que comprobar dichas hipótesis. Y estas se prueban extrayendo consecuencias de ellas y observando si se cumplen o no. Si se cumplen, decimos que la hipótesis de momento se confirma; en cambio, si por lo menos una de las consecuencia no se cumple, diremos que la hipótesis se ve falsada. Por ejemplo:

Existe un problema a y una teoría b que responde el problema, por lo tanto si b es verdadera entonces habrán que darse las consecuencias c, d, f, ... n, que si se cumplen confirman la teoría, y si no se cumplen la desmientan o falsan. Se ve aquí que una teoría, para que se compruebe de hecho, tiene que ser comprobable o controlable desde el principio, o sea, falsable, tienen que poder extraerse consecuencias que puedan refutarse, que puedan ser falsadas por los hechos. Si de una teoría no se pueden extraer consecuencias susceptibles de un control fáctico, no es una teoría científica.


Popper amplía su propuesta acerca de la ciencia no es sólo para esta, sino para todo el conocimiento y, de modo especial, de cara a la solución de los conflictos sociales de los que Popper nunca fue ajeno. En este sentido, la propuesta que trae consigo el criterio de demarcación se puede resumir en la actitud propia de la ciencia. No tiene otra justificación que el ser una actitud, la actitud propia de quien es consciente de sus límites y no quiere dejar todo a una mera consideración subjetiva.

La falsacionismo abre las puertas a la crítica, es decir, a la posibilidad de que uno lleve razón y el otro no. Por tanto, estamos ante una actitud y es esa actitud lo que permite ampliar esta tesis a otros campos. La única diferencia es que la actitud propia de la actividad científica se fundamentará en la contrastabilidad empírica de las teorías.
¿Qué significa que estemos ante una actitud? La clave en la que se puede resumir el llamado criterio de demarcación es la actitud racional. Para hacer frente a esa vaguedad de los términos, la nueva definición tendrá que ser amplia y, a su vez, debe de ser capaz de resolver el mayor número de problemas con los cuales se enfrenta el ser humano. La conclusión es clara: no podemos obtener una definición teórica; la racionalidad abarca un campo mucho más amplio que la propia teoría y no puede ser reducida a ésta. Por tanto, ante la imposibilidad de dar con una definición plausible puramente teórica cree que conviene dar desde sus aspectos prácticos, es decir, ver que significa mantener una postura racionalista o científica.[23]
En este aspecto, conectan la ciencia y la racionalidad. El criterio propuesto por Popper deriva en una propuesta acerca del alcance de la racionalidad y del racionalismo. Así, la preocupación por el método de la ciencia deriva en su preocupación sobre el alcance de la razón para resolver los diferentes conflictos, no sólo los científicos sino que todos.

En efecto, el racionalismo, desde una definición teórica, al no superar ciertos límites, lleva a Popper a recurrir a una caracterización práctica del mismo. En esa caracterización práctica se debe de tener presente todas las objeciones arriba realizadas. En ese sentido, la única salida que cabe para el racionalismo parece ser una definición en virtud de una actitud que cada uno debe de asumir. Esa actitud del racionalismo es la siguiente: “El racionalismo es una actitud en la que predomina la disposición a escuchar los argumentos críticos y a aprender de la experiencia. Fundamentalmente consiste en admitir que yo puedo estar equivocado y tú puedes tener razón y, con esfuerzo, podemos acercarnos los dos a la verdad”.[24]

Si queremos saber que entiende Popper por racionalismo hay que tener en cuenta este texto; en él quedan definidas sus ideas al respecto. Así pues, analicemos dicho párrafo, intentando ver si Popper consigue su objetivo de ampliar el concepto, teniendo en cuenta los límites a los que antes se refería.

En primer lugar, ser racionalista significa mantener una actitud, un modo de enfrentarse a las realidades que nos rodean. Ser racionalista no se define en función de una teoría de la racionalidad, sino por las consecuencias prácticas de quienes se llaman a sí mismos racionalistas. Es defenderse en el mundo de acuerdo a unos principios que constituyen a una persona en racionalista. Son, precisamente, esos principios de actuación los que diferencian a un racionalista de uno que no lo es.

Ser racionalista es decidirse a serlo. Es mantener una postura, una actitud ante los diferentes acontecimientos. Por tanto, no se es más racionalista por emplear el intelecto como única forma de alcanzar y justificar los conocimientos adquiridos; o, al revés, utilizar sólo la experiencia. Por tanto, el racionalismo no es lo contrario al empirismo y desde su carácter de actitud ese primer límite queda superado.

Y, para corroborar esto vuelve a hacer hincapié en ese carácter global que tiene la ciencia experimental. En ella, se utiliza el intelecto y la experiencia. Ninguna por encima de la otra, sino en perfecta sintonía. Dice así: “La actitud racional, o como quizá pudiera llamarse, la actitud de la razonabilidad, es muy semejante a la actitud científica, a la creencia de que en la búsqueda de la verdad necesitamos cooperación y que, con la ayuda del raciocinio, podremos alcanzar con el tiempo algo de objetividad.”[25]

En efecto, Popper piensa que no sólo utilizamos la razón, sino que en la búsqueda de la verdad necesitamos de los demás. Por eso, subrayo la expresión actitud de razonabilidad, para significar que en la búsqueda racional lo importante es mantenerse dentro de ese discurso comunicativo que propicie el acercamiento a la verdad. Por tanto, la racionalidad –el racionalismo– están en función de aquel que se decide a serlo. Y, una vez tomada la decisión, el racionalista empleará todos sus medios, tanto el intelecto como la experiencia, para llegar a la verdad, convencido de que por ese camino que él ha escogido se encuentra uno de lleno con la verdad o por lo menos se encuentra más cercano a ella, a pesar de que todavía no la haya alcanzado.

Por otra parte, esa actitud se expresa mediante la frase en cursiva, yo puedo estar equivocado y tú puedes tener razón y, con esfuerzo, podemos acercarnos los dos a la verdad. En esta frase se contiene la definición de lo que es un racionalista. Se trata de la actitud verdadera ante los problemas que nos rodean. La frase cursiva es una radiografía de la actitud racional que rige a todo aquel que quiera considerarse racionalista.

En ella, lo que Popper quiere trasmitir es que lo primordial no es creerse en posesión de la verdad, ni obtener una certeza objetiva, sino estar dispuesto a admitir que son otras teorías y no las propias las que pueden estar más cercanas a la verdad. Así, admitiendo esa cercanía, al aprender de nuestros errores, nos acercamos a la verdad. Por consiguiente, es tener la capacidad de confrontar nuestros argumentos con argumentos distintos. La capacidad de oír y de aceptar argumentos críticos respecto de nuestras propias teorías.

Con esto, sale al frente de aquellos que diferencian la racionalidad en virtud de las facultades racionales de cada individuo. No hay tal principio autoritario que defina la razón, sino que el racionalista no es más que nadie; no tiene mayor capacidad racional; no tiene una facultad más amplia. No hay personas por encima de otras cuyas argumentaciones se tengan que aceptar como verdaderas. Así, dice: “De acuerdo con nuestra concepción, sin embargo, no sólo debemos nuestra razón a los demás, sino que no nos es posible, en ningún caso, exceder a los demás en razonabilidad en una forma que pudiera justificar alguna pretensión de autoridad.”[26]

Sin embargo, lo que sí que hay en el racionalismo es la actitud de aprender de nuestros errores; de aceptar las críticas de los demás; de no sentirse en posesión de una certeza absoluta; es tener una actitud, un talante ante la vida. La actitud racional es la actitud de quienes usan su razón para acertar en las diferentes facetas de la vida, sin creerse en la posesión absoluta de la verdad. Al mismo tiempo esas capacidades racionales no difieren entre sí, sino que todos somos capaces mediante argumentos críticos, sin que haya preferencia de unos individuos sobre otros.

En este sentido, el hecho de que tengamos que aprender de las críticas propias o ajenas, hace que Popper nombre la actitud racional con otro término, a saber, el de actitud crítica[27]. Tal nombre tiene sentido en la medida de que esta actitud busca la confrontación de argumentos y de criterios. Por tanto, es la crítica de unos a otros lo que nos hace progresar. Estamos expuestos a ser criticados, a someter nuestras opiniones al juicio de los demás; este es el sentido en el cual se puede llamar crítica.

En este punto, conecta la racionalidad con su carácter interpersonal. Las relaciones sociales son el hábitat donde tiene su verdadero sentido entender la racionalidad como actitud, ya que mantener cualquier teoría racionalmente está a expensas siempre de las críticas que se puedan recibir desde cualquier parte. Y son, esas críticas, las que harán más fuerte mi teoría, o me demostraran lo mucho que estaba equivocado. De esta forma “El hecho de que la actitud racionalista tenga más en cuenta el argumento que la persona que lo sustenta es de importancia incalculable. El nos lleva a la conclusión de que debemos reconocer en todo aquel con quien nos comunicamos una fuente potencial de raciocinio y de información razonable; se establece así, lo que podría llamarse la “unidad racional del género humano”.”[28]

Por tanto, podemos concluir que la actitud racional es la actitud que permite ejemplificar lo racional como el punto de unión entre todos los hombres. Ser racionalista no significa confiar en el desarrollo de las capacidades de unos pocos, sino estar de una manera en el mundo y en comprender las relaciones humanas según la racionalidad.

Al mismo tiempo en función de dicha actitud Popper distingue dos tipos de racionalismo. El primero, lo denomina con el nombre de “verdadero racionalismo” y consiste en, “la conciencia de las propias limitaciones; la modestia intelectual de aquellos que saben con cuanta frecuencia yerran y hasta que punto dependen de los demás aún para la posesión de este conocimiento”.[29]

Este verdadero racionalismo es el de quienes aceptan la actitud racional. Se trata, por tanto, de la modestia ante nuestro conocimiento y de tener la suficiente capacidad para reconocer nuestros propios errores. Así, confrontar y criticar son de suma importancia de cara al acercamiento a la verdad y al hecho de ser racionalistas.

La vaguedad de la definición no es determinante, ya que el objetivo que Popper se marca es defender la racionalidad frente al irracionalismo. En ese sentido, Popper sólo quiere definir sus intenciones, con la única intención de poder resolver las ambigüedades y dar con una definición de racionalismo que permita resolver las dudas de éste frente al irracionalismo. Éste, será por tanto, el próximo punto a tratar, a saber, como desde esta nueva definición sale el racionalismo a flote frente a corrientes irracionalistas.

VIII. MISMO FIN, DIFERENTES CAMINOS: KUHN Y POPPER.
Thomas S. Kuhn: Epistemólogo postpopperiano que en 1963 publicó el libro las estructuras de las revoluciones científicas, donde afirma que la comunidad científica se construye a través de la aceptación de constructos teóricos denominados "paradigmas". Con éste termino quiere indicar las conquistas científicas universalmente aceptadas, que durante un tiempo determinado brindan un modelo de problemas y soluciones aceptables a aquellos que trabajan en un campo de investigaciones. Por ejemplo la astronomía ptolomeica (o la copernicana), la dinámica aristotélica (o la newtoniana) constituyen paradigmas, al igual que la teoría de la evolución de Darwin o la teoría de la relatividad de Einstein (Reale & Antiseri, 1989).

Una comunidad religiosa se conoce a través de los dogmas específicos en los que cree, un partido político reúne a sus miembros en torno a finalidades y valores específicos. Del mismo modo una teoría paradigmática es la que instituye una determinada comunidad científica, que en virtud de los supuestos paradigmáticos y en su interior llevará a cabo lo que Kuhn denomina "ciencia normal", significa una investigación fundamentada de manera estable sobre uno o más resultados alcanzados por la ciencia del pasado, a los cuales durante determinado período de tiempo, una comunidad científica reconoce la capacidad de constituir el fundamento de su práxis ulterior. Se articulan los hechos con la teoría y extendiendo sus campos de aplicación. La ciencia normal es acumulativa, cada vez se construyen mecanismos más fuertes, se efectúan mediciones cada vez más exactas se amplían las teorías a otros terrenos, etc.

Se presentan anomalías y ante éstas, los científicos pierden la confianza en aquellas teorías que antes habían abrazado. El traspaso de una confianza de un paradigma a otro es una experiencia de conversión que no puede ser impuesta por la fuerza. Los científicos individuales aceptan un nuevo paradigma por razones como idiosincrasias autobiográficas y personales, probablemente porque un nuevo paradigma puede resolver aquellos problemas que ha puesto en crisis el viejo paradigma, pueden haber razones estéticas que induzcan a que un científico o un grupo de científicos acepten un paradigma (Kuhn, 1971).

Popper también impugnó a las ideas de Kuhn, pues según aquel la lógica de la ciencia no tenía poder explicativo alguno, pero sin embargo, Kuhn la utilizó para esbozar sus teorías; de otro lado, Popper le critica su estado de ciencia normal, la cual se puede explicar a través del “paradigma”, pues resulta imposible un universo cerrado, en donde el futuro sea igual que el pasado, implicando un determinismo; lo que existe una conjetura que da cuenta de un hecho en un inicio, aunque luego ya sea vuelva imposible, por el carácter indeterminista de la ciencia, lo cual ofrece un universo abierto.
A pesar de estas refutaciones, ambos impugnaron las ideas de los representantes del Círculo de Viena y su positivismo lógico.


IX. COLOFÓN.

Es imposible realizar un tratamiento del pensamiento científico de Karl Popper referido a su criterio de demarcación de la ciencia, sin hacer referencia directa tanto al Círculo de Viena fundado por Moritz Schlick.
El Positivismo Lógico del Círculo de Viena, basó sus fundamentos, entre otros, en la inducción probabilística y el criterio de demarcación científica denominado Principio de Verificabilidad.
Popper, expuso sus pensamientos científicos con gran claridad, al refutar los criterios del Círculo de Viena precedentemente mencionados, de allí la importancia de hacer mención a dicho grupo de investigadores para entender el criterio de cientificidad de Karl Popper.
Para Popper, fue portador de un pensamiento indeterminismo (contrario de la finalidad de predictibilidad de las ciencias), ello basado en dos afirmaciones “futuro no puede ser igual que el pasado”, y debido a que “es imposible saber lo que se conocerá mañana”, por tanto no todo está determinado. En este sentido, afirma que la inducción probabilística es un método errado de hacer ciencia, pues los fenómenos no son observables con exactitud y en forma continua, y que las hipótesis pueden dar cuenta de un fenómeno con carácter provisional. Esto lo demostró con un clásico ejemplo: En la enunciado “Todos los cisnes son blancos”, solo bastaría que exista un solo cisne negro para que esta enunciado sea falso; en este sentido podemos citar como ejemplo la famosa frase inductiva de Abraham Valderomar “El Perú es Lima, Lima es el Jirón de la Unión, el Jirón de la Unión es el Palace Concert, y el Palace Concert soy yo, por tanto se puede inferir que el Perú es Abraham Valdemorar, lo cual sería una inferencia inductiva válida, pero falsa; se trata de una tautología, lo cual para Popper no es ciencia, pues es falseable; lo que lleva consigo que la imposibilidad de la verificabilidad que propugnan los posistivas vieneses.
Kart Popper, parte de la premisa de que la verdad no se puede llegar a establecer, solo puede aceptarse una explicación de carácter científico con carácter provisional.
Por ello, el camino correcto de la investigación para Popper es el deductivismo – hipotético, pues, si bien es cierto no se puede establecer la veracidad o verificabilidad de una hipótesis, pero en cambio si se puede establecer que es lo falso (detectar el error), y si una hipótesis se somete a esta evaluación y pasa en forma exitosa, puede afirmarse que da cuenta de un fenómeno, solo con carácter provisional, pues el universo está abierto, y no se puede explicar a través de paradigmas (Khun) sino que, siempre existe la posibilidad del cambio, y por tanto de llegar a establecer nuevas explicaciones a través de hipótesis.

BIBLIOGRAFÍA

1. Bedford, E. (1994): Empirismo en Urmson, J. O: Enciclopedia concisa de Filosofía y Filósofos. Madrid, pp. 109-112.
2. Damiani, L. (1997): Epistemología y Ciencia en la Modernidad. Universidad Central de Venezuela.
3. Echeverría, J. El círculo de Viena en Introducción a la Metodología de la Ciencia. Barcanova, pp. 6-21.
4. Padrón, J. (1992): Interpretaciones históricas acerca del conocimiento científico en Aspectos Diferenciales de la Investigación Educativa. Univ. Simón Rodríguez. Caracas.
5. Urmson, J. O. (1994): Positivismo Lógico en Enciclopedia concisa de Filosofía y Filósofos. Madrid, pp. 318-324.
6. POPPER, Carlos R.: El objeto de la Ciencia, en Conocimiento objetivo, Madrid, Tecnos, 1992, fragmentos.
7. POPPER, Carlos R.: La ciencia: conjeturas y refutaciones (1965), Bs. As., Paidós, 1967, cap. 1, § I-X, fragmentos.
8. POPPER, Carlos R.: La lógica de la investigación científica, Madrid, Tecnos, 1971, Primera Parte, cap. 1, fragmentos.
9. Wittgenstein, L., Tractatus logico-philosophicus, Alianza, Madrid, 1973, pág. 31. Como se vio en el capítulo dedicado a Wittgenstein en estas mismas páginas, estamos ante una obra de su época primera, que cambio con posterioridad. Es lo que se conoce como el primer Wittgenstein.
10. Gómez, R., (1995) Neoliberalismo y seudociencia, Buenos Aires, Lugar editorial, 1995
11. Kuhn, T. S., (1969) La estructura de las revoluciones científicas, México, FCE, 1971.
12. Lakatos, I., y Musgrave, A., (1970) La crítica y el desarrollo del conocimiento, Barcelona, Grijalbo, 1975.KUHN, Thomas S.: La estructura de las revoluciones científicas (1962), trad. por Agustín Contin, 11a ed., México, F.C.E., 1995, fragment
[1] 1798-1857, filósofo francés, considerado el fundador del positivismo y de la sociología
[2] Analizó estos tres estadios en su más importante y voluminosa obra, Curso de filosofía positiva (6 vols., 1830-1842
[3] Positivismo: sistema filosófico de A. Comte, que consiste en no admitir como válidos los conocimientos que no proceden de la experiencia, rechazando toda noción a priori y todo concepto universal absoluto. El hecho es la única realidad científica y la experiencia y la inducción, los métodos exclusivos de la ciencia
[4] Se denomina positivista por la determinante influencia de Augusto Comte y es lógica por la figura del autor del Tratactus, de Frege y Russell, especialmente en la existencia de una lógica analítica y simbólica
[5] romántico, Perteneciente o relativo al Romanticismo o que participa de sus peculiaridades en cualquiera de sus manifestaciones culturales o sociales
[6] racionalismo. m. Doctrina filosófica cuya base es la omnipotencia e independencia de la razón humana. Sistema filosófico que funda sobre la sola razón las creencias religiosas.
[7] empirismo. m. Conocimiento que se origina desde la experiencia. 2. Sistema filosófico basado fundamentalmente en los datos de la experiencia
[8] David Hume (1711-1776), filósofo, historiador y economista escocés. Su pensamiento ejerció una notable influencia en el desarrollo del escepticismo y del empirismo
[9] Padrón 1992 Negar que la razón pueda asegurarnos la verdad de un enunciado genuinamente sintético y, por tanto, que cualquier proposición pueda ser a la vez a priori y sintética
[10] Metafísica: Parte de la filosofía que trata del ser en cuanto tal, y de sus propiedades, principios y causas primeras
[11] La teoría de la verdad de Aristóteles: La concepción clásica de la verdad formulada por Aristóteles enunciaba una correspondencia entre el decir y el ser: decir las cosas como son era sinónimo de discurso verdadero. El Círculo de Viena reformuló esta concepción, y estableció ahora que la concepción de la verdad era una correspondencia entre proposiciones y hechos. Es decir, los enunciados científicos pueden ser verificados en la medida que se correspondan con los hechos o que las observaciones empíricas han de concordar con las predicciones de la ciencia
[12] El empirismo: La tesis fundamental de todo empirismo, antes y después de Hume y Comte, es que la única fuente de conocimiento es la experiencia sensible. El positivismo lógico es un desarrollo ligado a la gran corriente de los filósofos empiristas ingleses como Francis Bacon (1561-1626), T. Hobbes (1588-1679), J. Locke (1632-1704), Berkeley (1685-1753), D. Hume (1711-1776), J. S. Mill (1806-1873
[13] El cual sólo reconocía como datos válidos de conocimiento aquellos elementos ubicados en la experiencia y traducidos en señales de captación sensorial, excluyendo todo enunciado `a priori' y todo juicio que no pudiera ser confrontado con datos sensoriales
[14] 1838-1916, físico y filósofo austriaco, nacido en Turany (hoy República Checa). Estudió en la Universidad de Viena y fue profesor de las universidades de Graz, Praga y Viena desde 1864 hasta 1901, Mach pensaba que la ciencia debería restringirse a la descripción de fenómenos que pudieran ser percibidos por los sentidos. Sus escritos contribuyeron en gran medida a liberar a la ciencia de conceptos metafísicos y ayudaron a establecer una metodología científica que preparó el camino para la teoría de la relatividad. Estudió los fenómenos psicológicos de las sensaciones y las percepciones, y realizó importantes trabajos en balística. El número de Mach, que representa la relación de la velocidad de un objeto con la velocidad del sonido en la atmósfera, se llamó así en su honor. (Véase Aerodinámica; Mecánica de fluidos
[15] Echeverría, 1989
[16] Este fue el fundamento teórico a favor de la unidad de la ciencia
[17] Damiani, 1997
[18] Ibíd
[19] Karl Popper. La sociedad abierta y sus enemigos. Paidós, Barcelona, 1992.
[20] Karl Popper, La lógica de la investigación científica, Editorial. Tecnos, Madrid, 1977. Prefacio a la edición. inglesa 1959, pág. 16.
[21] K.arl Popper, La miseria del historicismo, Alianza, Madrid, 1992, p. 17
[22] Ludovico Geymonant. Reflexiones críticas sobre Kuhn y Popper. Alción Editora. Título Original “Riflessione critiche su Kuhn e Popper. Traducción Raúl Antonio Rodríguez. Argentina, 1994. Página 54.
[23] OS, pág. 392.
[24] OS, pág. 392-393.
[25] OS, pág. 393.
[26] OS, pág. 394.
[27] Popper deja claro que es el mismo concepto de actitud aunque con distinto apellido: “La actitud crítica, la tradición de la libre discusión de las teorías con el propósito de descubrir sus puntos débiles para poder mejorarlas, es la actitud racional.” CR, pág. 77
[28] OS, pág. 393
[29] OS, Pág. 395.

No hay comentarios:

Publicar un comentario